
Hola Batcuever,
Esta semana me ha dado por buscar películas que se puedan ver sin pagar nada.
Olvídate de Netflix, Prime y mierdas. Solo pelis gratis en plataformas abiertas. Que ya está bien de tener que pagar por cada una para tener siempre el mismo catálogo.
He hecho una pequeña selección con algunas que valen la pena. Al menos para mí son guays. Así puedes echarles un ojo si no las has visto nunca, o si te apetece revisitarlas con otros ojos.
Por cierto, esta mañana he hecho el sorteo para celebrar que llegué en mi cuenta personal de Instagram @genisbenavent a los 10.000 seguidores. Lo que sorteaba es nuestro libro ¡Corten! 100 curiosidades de cine, y al final de esta newsletter está el nombre de la persona que se lo lleva. Gracias a todos los que habéis participado.
Y una cosa más: el 14 de septiembre estaremos en Madrid haciendo un podcast en directo de Tiburón... y luego viéndola como toca, en pantalla grande.
Es una de mis pelis favoritas, está en mi top 4 en mi perfil de Letterboxd, así que me hace especial ilusión cerrar el verano con esta proyección en La Estival, el cine de verano de Plaza España.
La hora no es la definitiva, avanzaremos el podcast para que la peli empiece justo a las 21:00 o 21:30.
Puedes hacerte con tu entrada aquí
Vamos con las pelis.
Y si te gustan estos contenidos, nos harías un favor compartiendo el post para que lleguemos a más gente.
El hombre que no sabía nada
Imagina que tu regalo de cumpleaños es una especie de escape room por toda la ciudad, con actores haciendo de villanos, tiroteos y agentes dobles. Te toca interpretar el papel de un espía… o eso crees. Nada de eso es ficción: no hay actores, ni teatro, ni juego. Es una operación internacional muy turbia, y tú eres el único que piensa que está participando en una obra interactiva.
Esa es la premisa de esta película, que fue un fracaso en taquilla pero que a mí me parece divertidísima. Bill Murray está en estado de gracia. Va de escena en escena con esa cara de “yo he venido aquí a pasármelo bien”, mientras arruina complots sin enterarse de nada. Todo le sale bien: de chiripa, de rebote, por torpeza… pero siempre bien.
No intenta ser profunda ni trascendente. Se ríe del género de espías y lo pone patas arriba sin disimulo. Le funciona justo por eso: no finge ser más de lo que es. Tiene ritmo, gags visuales muy bien medidos y un uso del absurdo que se echa en falta en el cine de hoy.
La puedes ver aquí
El caso Slevin
Doy por hecho que todo el mundo ha visto esta joya, porque sino ya estás tardando. Esta es de esas pelis que si la pillas en la tele un domingo por la noche, a los diez minutos ya estás atrapado. Está muy bien hecha y tiene algo raro que atrapa. Los personajes hablan como si estuvieran en una obra de teatro noir, o recitando diálogos de Tarantino. Todo parece demasiado casual y el prota va con tanta cara de “me la pela todo” que descoloca. Pero créeme que esta no es una peli del montón. Es oro.
La historia va sobre Slevin (Josh Hartnett), al que confunden con otro y lo meten en mitad de una guerra entre dos mafiosos, que además son vecinos. Tienes a malos malísimos, sicarios capullos, y muchos líos, más líos y malentendidos que se van volviendo más y más raros. ¿Por qué todo el mundo sabe cosas que Slevin no? ¿Por qué Bruce Willis aparece y desaparece como un fantasma si no estamos en El Sexto Sentido? ¿Y qué pasa con ese arranque violento que parecía no tener nada que ver con nada? Chan chaan.
La estructura y el ritmo son una pasada. Cada diálogo, cada detalle… todo tiene sentido cuando llegas al giro. Y no es un giro de pega a lo Shyamalan en sus peores pelis. Es un “ah, coño, que me han tenido todo el rato justo donde querían”.
Y bueno, el reparto es una locura. Josh Hartnett hace el papel de su vida, mezclando pasotismo absoluto, peligro y una guapura radiante. Es mi peli favorita suya. Lucy Liu está esplendida, enamora en cada frase y plano, y Morgan Freeman y Ben Kingsley se lo pasan bomba haciendo de mafiosos elegantes. Están increíbles. Pero el que para mí se lleva la palma es el tito Willis, que aparece poco, habla menos… y aun así impone como nadie. Como un ente que nunca sabes por dónde va a salir.
Es de esas películas que se hacen las tontas para poder darte la hostia con más fuerza. Y cuando te la dan, no puedes dejar de sonreír porque sabes que te la han colado con estilo. Como debe ser.
Puedes verla aquí
Jumanji
Una película que era todo lo que prometía y más. No solo era un blockbuster familiar con Robin Williams y efectos especiales a saco. También era una peli que te hacía soñar, vivir una aventura y, además, te metía miedo de verdad.
El concepto ya es brutal: un juego de mesa maldito que, en cada ronda, hace que aparezca una amenaza real. No es como el puto parchís, que “te comes una ficha” o “vuelves a la casilla de salida”. Aquí te salen monos feos y rabiosos, plantas carnívoras gigantes, un cazador loco que te persigue por toda la ciudad… o puedes quedarte décadas encerrado en la jungla. Todo eso en los 90, con toque de aventura, de miedo y con niños como protagonistas. Como si fuera una peli de Amblin, pero no lo era.
Es verdad que hoy los efectos chirrían un poco. Algunos. Aun así, lo que hace que funcione aún es ese tono: mezcla de aventura, comedia y tragedia. Robin Williams no está ahí solo para hacer coñas. Su personaje es un niño que se pasó 26 años atrapado en una jungla mágica. Sale hecho polvo, roto, sin infancia. Y de repente, tienes una historia emocionante, divertida y con corazón.
Disculpadme los fans de las nuevas, pero eso no lo tienen.
Puedes verla aquí
Por cierto.
También puedes ver nuestro directo hablando de Jumanji
Tienes un e-mail
Hay algo en esta comedia romántica que siempre ha hecho que sea una de mis favoritas de los 90. Por un lado, forma parte de mi colección de VHS, así que debo haberla visto infinidad de veces. Pero lo curioso de ella es cómo aprovechó los inicios de internet en los hogares y lo usó para crear una trama de lo más original.
Estaría feo decir que, como dinámica, también es original. No lo es. Parte de la obra de teatro Parfumerie, de Miklós László, y ha tenido numerosas adaptaciones de dos personajes que se odian, pero mantienen correspondencia sin saber quiénes son: El bazar de las sorpresas, con James Stewart, o la maravillosa En aquel viejo verano, con Judy Garland.
Y esta peli es así. Meg Ryan y Tom Hanks se conocen a través de internet y comienzan a chatear y a enamorarse el uno del otro sin saber quién es quién, hasta que uno de ellos sí lo descubre, pero sigue dándole bola.
Tienes ordenadores portátiles del año de la polca, routers con su sonido habitual y esa interfaz de correo electrónico tan característica de America Online (AOL), con su mítica notificación “You’ve got mail”, que da nombre a la peli. ¿Publicidad encubierta? Puede ser. Sería como si hoy viésemos una película en la que los protagonistas usan Tinder o WhatsApp y se crease una rom-com a su alrededor. Seguro que existen muchas.
Además, la película también explora cómo las grandes empresas absorben el negocio local. Ambos protagonistas son libreros: ella tiene una modesta librería y Tom Hanks es un tiburón, una especie de Jeff Bezos cuando vendía libros, solo que en tienda física y con más pelo.
El pez grande se come al pez pequeño. Pero a ti, como espectador, casi que te da igual que ellos sean enemigos, porque al final lo que triunfa es el amor. Y si te paras a pensarlo, le arruina el negocio a ella, le oculta quién es, se gana su confianza y encima acaba llevándose el beso final. Y tú, en vez de enfadarte, sonríes como un idiota.
No es la primera vez que estas dos estrellas trabajan juntas. Ya lo hicieron en Joe contra el volcán, la cual nunca he visto. Sin embargo, en Tienes un e-mail repitieron con Nora Ephron, la misma directora con la que trabajaron en Algo para recordar, película anterior que comparte muchas similitudes con esta. Pero eso lo dejamos para otro día.
Puedes verla aquí
Casablanca
Estos meses he traído muchas historias de corazones rotos, de duelos y demás. Hoy quiero traer la definitiva, mi favorita: la de soltar y dejar ir. Esa, amigos y amigas, es la única manera de avanzar y superar el duelo.
Casablanca no es una película romántica. Es una película sobre dos personas que se quieren y no pueden estar juntas.
Lo bonito (y lo jodido) es que no hay esperanza. Desde el primer minuto sabes que esto no va a acabar bien. No habrá happy end con beso final junto al “y fueron felices y comieron perdices”. Aun así, te aferras. Quieres creer. Si Bogart la mira así... joder, algo tiene que pasar.
Entre esas miradas de querer y no poder estar juntos, el mundo arde. Hay salvoconductos, espías nazis, franceses colaboracionistas y una ciudad entera llena de gente que quiere escapar. Todo está al borde del colapso. En el centro, el Café de Rick. Un lugar donde todos beben, todos conspiran y todos callan lo que de verdad sienten.
Rick no es un héroe. Es un tipo roto, cínico, que no quiere volver a sufrir. Ella, Ilsa, no es una femme fatale. Es alguien que eligió mal una vez y ya no tiene margen para elegir de nuevo. Eso es lo que duele.
La historia de amor está ahí, claro. Pero lo que te revienta por dentro es que nadie hace lo que quiere. Hacen lo que deben. Y eso... eso es más maduro que cualquier final feliz.
Puedes verla aquí
Y hasta aquí las recomendaciones, seguramente muchos hayáis hecho scroll para llegar a ver quién es el ganador o ganadora. Leeros las reseñas joder, que me las curro para traeros pelis guays.
He hecho un vídeo para que se vea todo legal, que no hay trampa ni cartón.
El ganador ha sido @mindthepics
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