
Hola Batcuever,
No sé si a ti también te pasa.
Últimamente me estoy empezando a agobiar por la avalancha constante de cosas que hay para ver.
Cada semana salen estrenos nuevos, series que prometen ser “lo mejor del año”, películas que duran tres horas y que si no las ves, parece que te vas a quedar fuera del mundo.
Y entre lo que tienes pendiente, lo que ya has empezado, lo que te han dicho que tienes que ver sí o sí, y lo que puede que cancelen antes de que llegues al final... uno acaba mareado.
Por eso creo que cada vez es más importante tener a alguien de referencia.
Alguien que consuma mucho, que comparta tus gustos, y que te diga: “mira, esto vale la pena” o “ni te acerques a eso, que no hay salvación posible”.
Porque al final, eso es lo que intento hacer aquí. Ser como ese tío del videoclub que te saludaba por tu nombre, te reservaba lo bueno y te ahorraba disgustos.
Solo que ahora, en vez de darte un VHS, te lo envío por e-mail.
Vamos a ver si no llego muy tarde al hype de muchas novedades que me están encantando.
Y por cierto, si eres de Barcelona o alrededores, estaremos por allí en directo a final de mes. Vente y nos conocemos en persona!
Y si crees que estas recomendaciones podrían interesarle a alguien, nos harías un gran favor compartiendo esta publicación.
El eternauta (Serie)
Adaptación en formato serie de un cómic argentino que, por lo visto, es la hostia. Súper conocido, un referente mundial en historias post-apocalípticas, inspiración directa de miles de obras posteriores… y muchas cosas más que, por lo que sea, parece que soy el último en enterarme de que existía.
Entre el bombo que se le está dando, los líos políticos en Argentina, Milei, los que dicen que es una maravilla y los que aseguran que como el cómic nada, yo vengo a contarte mi punto de vista. Lejos del mundanal ruido.
Me metí por el orto los 6 episodios del tirón y acabé hablando solo y gritando: ¡La concha de la lora! Estuvo re copada la serie.
La historia arranca con un grupo de personajes que, mientras juegan al truco (juego de cartas típico) en el sótano de uno de ellos, de repente se produce un apagón y empieza a caer una especie de nieve tóxica del cielo. Se quedan encerrados y tendrán que sobrevivir a las nuevas reglas del mundo.
Esa es la premisa. Pero te juro que con cada episodio, hay un retruco. Las apuestas suben, la cosa se complica, y llega un punto en el que estás diciendo: dame más de esto, porque ya me tienes comiendo de tu mano.
Ah, y sale Ricardo Darín. Que viene a ser básicamente el argentino que hace pelis. Algo así como el Luis Tosar del cine español, o Samuel L. Jackson cuando se necesita un negro en Hollywood.
La tienes en Netflix
Andor: Temporada 2 (Serie)
Cuidado con esta serie, porque tienes que entender qué tipo de producto estás viendo. Si vienes buscando aventuras, espadas láser, acción, duelos y demás, te vas a llevar una decepción. Pero si nunca has visto Star Wars precisamente porque no te atraía todo eso, puedes disfrutarla muchísimo, incluso siendo tu primer contacto con la franquicia.
Andor tiene otro tempo. Respira cine clásico. Es una historia de espías, de dobles identidades, de sonreír con miedo delante de alguien que, si te descubre, puede matarte. Es la historia de cómo preparar una rebelión puede ser mucho más complejo de lo que parece.
No te voy a mentir: Andor es una serie sobre la Segunda Guerra Mundial. Tienes a los nazis, las SS, espías, traidores, infiltrados... todo envuelto en el decorado de Star Wars. Y para quienes queremos explorar otras caras de este universo, más allá de lo de siempre, es una gozada.
Hay secuencias que son casi literales: momentos históricos del Reich adaptados a este mundo. Por ejemplo, verás situaciones como las que se cuentan en la película La conferencia (Die Wannseekonferenz, 2022), de Matti Geschonneck. Una peli muy recomendable, centrada en la reunión donde altos funcionarios nazis planificaron la "Solución Final", es decir, el exterminio sistemático de la población judía europea. Justo eso también lo vemos en Andor.
Si en la primera temporada veíamos a varios personajes intentando prender la llama de la rebelión y fingiendo ante el Imperio, en esta segunda eso se lleva al límite. Además, se muestra que una rebelión no es algo uniforme: hay facciones muy distintas. Desde los que solo quieren hacer ruido y sentirse libres, hasta los más radicales, dispuestos a morir solo por joder al Imperio.
De verdad, esta serie merece la pena. Solo te pide que te sientes, la veas con calma y entiendas que no es el Star Wars de siempre. Luego nos quejamos de que siempre hacen lo mismo, y cuando alguien se la juega… también nos quejamos. Si es que el fan de Star Wars es lo peor.
Por supuesto, he metido imagen de un plano rodado en mi ciudad, Valencia.
Puedes verla en Disney+
The Last of Us: Temporada 2 (Serie)
Vale, vamos por partes porque esto hay que explicarlo bien.
La segunda temporada de The Last of Us no es lo que esperabas… es mejor. Pero ojo, si porque los que no hayáis jugado al juego, y estéis buscando el “ay qué mono es el vínculo Joel-Ellie” y todo eso que te tocó la patata en la primera… aquí prepárate, porque te van a romper otra cosa: el alma.
Hay acción, infectados, momentazos. Pero no va de eso. Va de decisiones y consecuencias que pueden arrasar más que una horda de zombies. Va de odio, venganza, culpa… y de qué harías tú si el mundo se fuera a la mierda y alguien te quitara lo único que te queda.
HBO se la ha vuelto a jugar adaptando lo que para muchos es “el juego intocable”. Pero lo hacen con una narrativa que plantea cosas nuevas, arriesga, y con unos actores que están para ganarlo todo. Bella Ramsey y Pedro Pascal siguen enormes, pero es que lo de Abby… tela. Solo quiero más y más.
Y si te enfadas con lo que pasa… perfecto. Era justo eso lo que buscaban.
La tienes en HBO Max
Por cierto.
Ya puedes ver de manera gratuita nuestro directo sobre Regreso al Futuro en el Palacio de la Prensa de Madrid
Erin Brockovich (Película)
Recuerdo ver esta película durante el verano del 2000. Como cada año, acudí con mi familia al cine donde tantas y tantas películas hemos visto en dobles sesiones durante las vacaciones. Aun siendo un crío, tengo bastantes recuerdos de esta película: una historia real, una fotografía extremadamente cálida y Julia Roberts, muy escotada, investigando un caso muy serio.
Obviamente, en aquella época no aprecié todo lo que tiene esta película. Por entonces, mis gustos se inclinaban más hacia explosiones y tiros. Aunque recuerdo que siempre tuve la sensación de que Erin Brockovich era una buena película. Hoy, 25 años después, me enfrento a ella, con algunas canas y como ejercicio de documentación y búsqueda de referencias durante el proceso de escritura de mi primera película. Qué rabia da ver algo tan bien hecho y saber que lo tuyo no está a su altura.
En fin, vamos a la película.
Julia Roberts se pone en la piel de Erin Brockovich, madre de tres hijos, soltera, sin estudios, sin dinero, que consigue destapar uno de los mayores escándalos medioambientales de Estados Unidos. Su olfato la lleva a investigar un caso en el que una empresa ha contaminado el agua de un pequeño pueblo, provocando enfermedades muy graves en cientos de personas.
Es un tema muy duro, pero una historia muy entretenida y divertida. Steven Soderbergh logra narrarla equilibrando el avance de la investigación con los momentos duros, cuando nos muestra la realidad de esas familias, y nos saca numerosas carcajadas y lágrimas gracias al increíble rol de nuestra heroína Brockovich. Su fuerte personalidad, inteligencia y carácter implacable, que no se deja pisotear por absolutamente nadie, son lo que consigue destensar la crudeza de lo que realmente se nos cuenta.
También hay un buddy film aquí dentro. Erin consigue un trabajo administrativo para su exabogado Ed, interpretado maravillosamente por Albert Finney, cuya química con ella es todo un acierto y puro divertimento. Me encantan esos momentos de amor-odio y respeto entre ellos, y cómo uno hace crecer al otro.
Pero sin duda, el corazón de la película es Julia Roberts, que aquí está, sin ninguna duda, en uno de sus mejores trabajos. La complejidad de lo que hace y cómo logra equilibrar diferentes capas en su interpretación es lo que le valió el Oscar, el BAFTA, el Globo de Oro y un sinfín de premios.
Hay una escena en concreto que muestra muy bien lo que digo. Ella conduce de noche, después de días y días trabajando en la investigación, volcada en cuerpo y alma, y su novio, que cuida de sus hijos, le cuenta que su hija pequeña ha dicho su primera palabra. La cámara solo nos muestra el rostro de Roberts. Esa mezcla y equilibrio entre lágrimas, midiendo a la perfección el sentimiento de alegría y, a la vez, de pena por estar perdiéndose esos momentos de su hija… Esa interpretación, y saber hacer todo eso a la vez, es una locura. Que tu personaje esconda lo que realmente está sintiendo. Oro.
La película está llena de esos pequeños momentos de grandes mensajes, como cuando el hijo comprende la importancia del trabajo de su madre y de cómo ayuda a la gente. No se explica con una frase, sino con una simple pregunta del niño, una propuesta de llevarle el desayuno a su madre y una sonrisa de complicidad y empatía.
Algo curioso es que me acordaba de la tonalidad cálida de la película, la recordaba muy amarilla. Y es sorprendente cómo, en el momento en que los personajes están en una sala de juicio, todo se torna frío… Un contraste narrativo visual que ese mismo año Soderbergh explotó de manera mucho más abrupta en Traffic. Ambas películas fueron nominadas el mismo año a mejor película y, aunque les ganó Gladiator, Soderbergh alzó su estatuilla como mejor director por Traffic. Vaya dos películas se sacó el cabronazo.
La tienes en Prime Video
Y por supuesto, vamos ahora con…
La Película que te ahorro ver
Capitán América: Brave new world
No sé en qué momento Marvel decidió que el carisma era opcional, pero aquí estamos: con Anthony Mackie liderando su primera peli como Capitán América y ofreciendo exactamente lo mismo que lleva haciendo desde hace años en todo lo que hace: el chulapa de la sonrisita. Y lo digo con pena, porque Mackie me gustó muchísimo en 8 millas y en En tierra hostil, pero su Sam Wilson tiene menos personalidad que una lavadora por detrás. Si encima lo emparejas con el nuevo Falcon de Danny Ramírez, lo que tienes no es una buddy movie, es a un palo de escoba y uno de recogedor haciendo una misión diplomática. Que pareja más aburrida.
La película intenta recuperar el tono político que tan bien funcionó en El soldado de invierno, pero se queda en un quiero y no puedo. Y ahí es donde está la gran diferencia. Hubo un momento en que Marvel exploraba subgéneros dentro del cine de superhéroes: Guardianes de la Galaxia era space opera, Ant-Man era una comedia de robos, y El soldado de invierno… era un thriller de espías en estado puro. Un drama de conspiración que recordaba a Los tres días del cóndor o Todos los hombres del presidente, solo que con un escudo boomerang y Steve Rogers repartiendo leches en un ascensor. Aquí no hay nada de eso. Ni tensión, ni dilemas, ni una historia que se sostenga.
Me ha hecho ilusión ver de vuelta a Tim Blake Nelson como el malo malísimo de El Líder, un personaje que nos dejaron en la recámara desde la fallida El increíble Hulk, y que podría haber dado juego si no fuese porque la propia película se encarga de desvelar su regreso antes de construir cualquier tipo de tensión. El suspense se lo cargan antes de empezar, como si no supieran que mantener el misterio es parte del encanto. No entiendo quién fue el lumbreras que necesitaba explicarlo nada más empezar.
Pero bueno, es que la trama es olvidable a niveles preocupantes. No sé por qué me extraño que se trate al espectador de tonto. Todo se apoya en efectos especiales como si fuera suficiente para tapar el vacío narrativo. El género de superhéroes necesita un respiro, y películas como esta lo hacen evidente. No porque el héroe sea nuevo, sino porque la historia es vieja, floja y sin alma.
¿Lo único rescatable? Un placer ver a Shira Haas haciendo blockbusters, aunque esté muy desaprovechada aquí. Y bueno, una sorpresa lo de Harrison Ford como el nuevo Ross. Aunque tiene algunas secuencias ridículoas hace de Ross con más presencia y oficio que todo el reparto junto. La mayoría, sinceramente, parecen estar ahí por cumplir.
Marvel tiene que dejar de pensar que el logo en la cabecera es garantía de éxito (y eso que aquí ni sale la cabecera original). Una mala peli es una mala peli, aunque le pongas CGI de lujo y a Han Solo vestido de político.
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